Ushuaia siempre fue un destino que me llamó la atención por sus increíbles paisajes. Lamentablemente nunca había tenido la oportunidad de visitar esta hermosa ciudad debido a que los pasajes para llegar hasta allí suelen ser muy costosos.

Una noche estaba revisando una de las tanta páginas de vuelos baratos que sigo y, como caído del cielo, me apareció un 40% de descuento para comprar un vuelo a Tierra del Fuego.

No lo dudé ni un segundo. Automáticamente revisé mi calendario y me dispuse a comprar pasajes para el fin de semana largo mas cercano.

Y así fue, muerta de la emoción comencé a planificar el que fue mi primer viaje sola.

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¡IMPORTANTE!

Nunca, pero nunca viajes sin seguro de viaje. A veces parece que es un gasto innecesario porque pensamos que estamos pagando por algo que no vamos a usar, pero cuando suceden las cosas es cuando nos damos cuenta de la importancia de tomar estos recaudos.

Tuve experiencias feas en mis viajes (si, no todo es alegría y felicidad) y la verdad agradezco haber tenido siempre un Seguro de Viaje.

Yo siempre viajo y recomiendo Assist Card, ya que las veces que necesité algo siempre respondió al instante.

DÍA 1: Glaciar Martial

Aterricé en Ushuaia el 13 de Octubre a las 8.30 am.

Desde el avión ya quedé encantada con la vista. Una ciudad entre montañas nevadas con casitas de colores. Un manjar para los ojos.

Desde el aeropuerto tomé un taxi hasta el Hostel Yakush, donde me hospedé tres días. Un hostel super cálido, bien ubicado, justo en el centro de la ciudad, con un personal muy amable que te asesoran y ayudan a contratar excursiones o a planificarlas para hacerlas por tu cuenta. Pueden reservarlo haciendo clic aquí.

El taxi del aeropuerto al hostel me costó 148 pesos (precio 2017).

En el Hostel me recibió Magalí, una chica muy servicial y amable. Ella se encargo de contarme qué opciones habían para hacer en Ushuaia, aunque yo ya iba con una idea más o menos armada.

Luego de instalarme decidí ir a recorrer la ciudad y pasar por Información Turística.

El centro de Ushuaia es muy lindo. Lleno de negocios de distintos rubros.

Si sos más del estilo de los City Tours donde te cuentan la historia de cada rincón de la ciudad, te recomiendo esta excursión.

En información turística me atendió Martín, quien me asesoró con mucha paciencia y se encargo de explicarme todas las excursiones que se podían hacer.

Si pasas por Información Turística no olvides llevar tu pasaporte, ya que allí te ponen un sello especial del lugar. Hay 6 sellos distintos para elegir.

Después de dar algunas vueltas, decidí volver a almorzar al hostel para poder aprovechar la tarde e ir al Glaciar Martial.

El Glaciar Martial queda a unos 7 kilómetros del centro. Se puede llegar a pie, lo cual implica dos horas de caminata aproximadamente, o bien, se puede tomar un taxi hasta la base y desde allí continuar con una caminata de una hora aproximadamente.

Yo opté por el taxi, que me buscó en el hostel y me llevó hasta una Casa de Té que se encuentra en la base del Glaciar. El costo del Taxi fue de 170 pesos.

Desde donde me dejó Joan, el conductor, comencé el ascenso.

Los primeros metros me parecieron interminables. El sendero es de tierra y piedras, por lo cual, hay que ir con un calzado adecuado.

Luego de unos 400 metros de camino de tierra comenzó a aparecer nieve y a medida que fui avanzando cada vez había más cantidad hasta un punto en el que el sendero de tierra se vio completamente tapado.

Obviamente tuve que aprender lo del calzado adecuado a la fuerza, después de empaparme mil veces durante el viaje e incluso resbalarme y caerme, así que háganme caso y lleven unas zapatillas decentes.

Cada diez o veinte pasos me veía obligada a dejar mi caminata para apreciar unos segundos más el paisaje.

De un lado, montañas nevadas, del otro lado bosque y mirando hacia abajo se veía la ciudad y el famoso Canal de Beagle. Es un lugar que no tiene desperdicio.

Ascendí todo lo que pude hasta que la nieve comenzó a llegarme a las rodillas.

No tenía calzado para la nieve, así que decidí dejar de lado la caminata y sentarme unos minutos en una piedra a contemplar la calma de las montañas.

Cuando quise darme cuenta había pasado media hora así que emprendí la vuelta con mucho cuidado de no resbalarme con el hielo.

Cuando llegué a la base decidí tomar un taxi hasta el hostel en vez de caminar, a pesar de que me recomendaron volver a pie, ya que hay varios lugares en donde hay puntos panorámicos que no se aprecian bien en auto.

Yo elegí el taxi porque quería llegar temprano al hostel para poder tener tiempo de dormir un rato (ya que durante la noche no había dormido por el viaje) y luego poder ir al famoso bar “Dublin”.

Después de mi merecida siesta, me arreglé un poco y salí hacia el bar que tanto me recomendaron.

Decidí ir temprano ya que varias personas me dijeron que se llenaba de gente, y cuando llegué lo comprobé.

Es un bar muy cálido, donde hay una mezcla de residentes, que se nota que van seguido porque todos se saludan con todos, y turistas.

La música estaba bastante baja, con lo cual se podía conversar bien.

El menú estaba conformado principalmente por minutas como sándwiches, papas fritas, rabas, picadas y pizzas. Y para beber habían algunas variedades de cervezas artesanales y distintos tragos. Yo opte por una pizza individual napolitana y una Cerveza Dublin rubia que me costo en total 230 pesos. Hice una muy buena elección.

La atención es muy buena, aunque pude notar que los mozos están a las corridas constantemente.
Sin dudas es un lugar muy recomendable.

Finalizado mi primer día, emprendí la vuelta al hostel. ¡A descansar!

Visitar el Glaciar Martial en Ushuaia

DÍA 2: Parque Nacional Tierra del Fuego

La noche anterior me había acostado temprano debido a que estaba cansada, con lo cual, a las 7 de la mañana ya estaba despierta y con muchas ganas de empezar el día.

Cuando me levanté de la cama, lo primero que vi a través de la ventana es que estaba nevando. Mi cara debe haber sido la de una niña de 6 años cuando vi la nieve.

Me tomó por sorpresa ya que el día anterior me habían dicho que hacia mucho que no nevaba y que ya había terminado la temporada.

Exaltada por lo que mis ojos veían agarré el primer abrigo que encontré y salí a la calle. Me quedé unos 10 minutos abajo de la nieve.

Ya pasada un poco la emoción decidí ir a desayunar para empezar un día nuevo.

Hablé con Magali, la encargada del hostel, para organizar la excursión del día. Ella muy amablemente me ayudó y llamó a un tranfer para que me pase a buscar por el hostel y me lleve al Parque Nacional Tierra del Fuego.

Esta vez, contraté solo el tranfer porque tenía ganas de caminar sola y hacerlo a mi tiempo. Pero existen excursiones más completas que incluyen traslados y guía. Si te interesa, te puedo recomendar éste tour.

El tranfer paso por mi a las 9.50 am y me llevó hasta la estación de la Linea Regular de Omnibus, que es la que se encarga de entrar al Parque y hacer paradas en algunos puntos.

El servicio completo me costó 500 pesos siendo las 10 am el horario de salida y el regreso se puede optar por las 15hs, las 17hs o las 19hs.

El Parque queda a unos 12 kilómetros de la ciudad. Consta de unas 68.909 hectáreas pero solo unas 2000 están abiertas al público.

El Bus me dejó a casi dos kilómetros de la Estación del Tren del Fin del Mundo.

Allí, el conductor me dio un plano del parque en el que se pueden ver los distintos senderos que se pueden recorrer hasta llegar a Bahía Lapataia donde pasaría a recogerme más tarde.

Mapa con los senderos del Parque Nacional Tierra del Fuego

Yo opté por la Senda Costera que es una caminata de 8 kilómetros sobre la costa del mar atravesando bosques.

El recorrido completo me llevó 3 horas hasta llegar al Centro de Visitantes Alakush donde hay un restaurante, baños, una tienda de recuerdos y un Centro de Interpretación.

El trekking fue largo y costoso debido a las subidas y bajadas y al barro y al hielo que me hacían resbalar.

A pesar del esfuerzo de la caminata, sin dudas lo recomiendo porque la vista es increíble. No paré de sorprenderme en ningún momento.

Se fusiona mar, bosques nevados, montañas. Es una combinación perfecta. Por momentos me sentía dentro de la película Narnia.

Una vez llegada al Centro de Visitantes Alakush, me tomé unos minutos para sentarme frente al imponente paisaje y almorzar unos sándwiches que había llevado.

Ya con la energía recargada me dispuse a continuar con la segunda parte del trekking, que constaba de 6 senderos que te llevan a distintos puntos del sector Lapataia. Los caminos están enumerados de la siguiente manera:
1) Camino de la isla
2) Laguna negra
3) Mirador Lapataia
4) Del turbal
5) Castorera
6) Senda de la Baliza

Debido a mi cansancio y al poco tiempo que me quedaba para emprender la vuelta, solo recorrí el Camino de la Isla y el Sendero del Turbal que fue el que me llevó hasta la Bahía para tomar el bus de regreso.

A pesar de que entre los dos caminos solo hay 3km, este recorrido me llevo alrededor de una hora y media porque me perdí y empecé a dar vueltas en círculos.

Me gusta jugar a hacerme la aventurera, pero cuando me pasan estas cosas me replanteo el hecho de andar dando vueltas sola por todos lados jajaja.

Como saben, a mi me gusta hacer las cosas por mi cuenta, pero si tienen algo de dinero y no se quieren perder, capas prefieren contratar un guía. Así que les dejo esta excursión que incluye almuerzo, traslados, recorrido y guía.

Al llegar a la Bahía Lapataia, donde finaliza la Ruta Nacional N°3, me tomé la típica foto con el cartel y me senté en una piedra a esperar el Bus de las 17hs para regresar al hostel.

Al llegar al hostel me encontré con la grata sorpresa de que tenía tres compañeros nuevos en la habitación. Emiliano, Ezequiel y Fernando resultaron ser de Buenos Aires, al igual que yo, y se convertirían en mis compañeros el resto del viaje.

Esa misma noche, fuimos con su auto a Playa Larga. Un lugar al que se accede por un camino de tierra largo y oscuro.

Desde allí se puede ver la ciudad de frente con las montañas nevadas de fondo. Una vista hermosa, miles de lucesitas y nosotros alumbrados únicamente con la luz de la luna.

Supongo que de día, la vista debe ser igual de linda. Lamentablemente no tuve la oportunidad de verlo.

Luego de tomar unas fotos en Playa Larga, decidimos ir a tomar una cerveza a un lugar llamado “Jagger”.

El bar esta bien decorado y en bastante amplio. Es mas bien, un lugar apuntado a personas de 40 años para arriba, debido a la música que pasan y al tipo de gente que pudimos ver.

Lamentablemente no pudimos conseguir una mesa para sentarnos, así que nos quedamos parados al lado de la barra.

Hay un escenario armado con instrumentos donde tocan bandas. El ambiente del lugar está bueno pero es bastante caro. Compramos un Cerveza Patagonia de 750ml que nos salió 230 pesos.

Una vez que terminamos nuestra cerveza decidimos ir a Dublin a ver si encontrábamos un ambiente mas festivo (y mas económico).

A diferencia del día anterior, que había ido sola a las 21hs, pude notar un clima mas juvenil. Mas parecido a un bar y no tanto a un restaurante.

Evidentemente, en Dublin, de 21 a 23hs aproximadamente se vive un ambiente mas de “resto-bar” donde la gente va a cenar, la música esta baja para poder hablar y las luces encendidas.

A la media noche, comienza a escucharse rock, el volumen un poco mas elevado y las luces mas tenues. La gente ya no esta sentada únicamente, sino que también hay gente parada alrededor de la barra.

Con mis nuevos compañeros, tomamos algunas cervezas (100 pesos la pinta de cerveza artesanal) y a las 4.30 de la mañana, los mozos comenzaron a cerrar cortinas, levantar sillas y la luz se volvió a encender en señal de la culminación de la noche.

La ciudad de Ushuaia vista desde Playa Larga
Ushuaia vista desde Playa Larga

DÍA 3: Laguna Esmeralda

A pesar de haberme acostado super tarde la noche anterior, el tercer día a las 9 de la mañana ya estaba sonando mi despertador.

Con los ojos a media asta, me cambié, desayuné, me lavé los dientes y a las 9.45 ya estaba lista para que el tranfer (que había contratado y pagado 300 pesos el día anterior) pase a buscarme por el hostel.

Desde la ciudad de Ushuaia tomamos la Ruta N°3 y recorrimos unos 20km hasta el Valle Tierra Mayor.

Allí, a las 10.30hs de la mañana, el conductor sin darme ninguna advertencia, consejo o referencia, me dejó al costado de la ruta y me dijo “a las 15hs te paso a buscar”.

Una vez allí, pude ver un pequeño cartel que decía “Laguna Esmeralda”. Al ver el cartel supe que estaba en el lugar correcto y comencé a adentrarme en el bosque.

Luego de caminar un poco, me dí cuenta que el sendero estaba marcado con unos pequeños carteles azules que estaban colgados de los árboles, con lo cual era imposible perderse si se los seguía.

Debo admitir que la caminata por momentos se me hizo algo tediosa. Tarde dos horas y media en llegar a la laguna y tuve que caminar por barro y turbales. Esquivar troncos y piedras. Saltar charcos y cuidarme de no caer o resbalar.

Una vez más, yo no había llevado ni la ropa ni el calzado adecuado (maldita principiante).

Para este camino son indispensables zapatillas impermeables y ropa y medias de cambio.

Creo que los turbales fueron lo más complicado del camino.

¿Qué son los turbales? Es material orgánico vegetal que no llega a terminar de descomponerse debido a las bajas temperaturas del lugar. Siempre están húmedos, es muy fácil enterrarse en ellos y además hacen efecto “sopapa”, con lo cual es posible perder las zapatillas si no estan bien sujetas.
En el turbal mas grande que tuve que cruzar terminé enterrada hasta arriba de la rodilla, con lo cual tuve que continuar el camino empapada y llena de barro. No es una buena idea estar mojada cuando hacen 4°C de temperatura.

Después de la larga y complicada caminata llegue a la laguna.

De un segundo a otro se me fue el mal estar con solo ver el increíble paisaje en el que me encontraba.

Una laguna verde, con algunas partes aún congeladas. Parecía un espejo que reflejaba las montañas nevadas que se encontraban de fondo. Increíble.

Aproveché la tranquilidad del lugar para sentarme al lado de la laguna simplemente a mirar el agua y las montañas y no pensar en nada.

Había visto muchas fotos de la Laguna Esmeralda antes de ir, donde se ve el color fuerte haciendo contraste con las montañas.

Lamentablemente el día que yo fui no era el mismo color de las fotos el que tenía la laguna, sino mas bien era un verde mas apagado. De todas formas no dejó de ser un lugar al que volvería sin dudarlo.

Luego de unos minutos, sentí voces a mi espalda y al voltear, encontré a Emi, Eze y Fer.

Ya eran las 13.30 hs y yo todavía debía hacer una caminata de dos horas y media de vuelta para volver a encontrarme con el tranfer que me había dejado en la ruta y que pasaría por mi a las 15hs.

Evidentemente ya no podía llegar a horario y tenía miedo de volver y que el tranfer ya se haya ido, con lo cual decidí unirme a mis compañeros de habitación y volver con ellos.

Nos sentamos un rato frente a la laguna, tomamos unos mates, comimos algunos sándwiches y sacamos fotos.

Después de alrededor de una hora decidimos emprender la vuelta.

Por suerte Emi conocía bien el lugar y pudo guiarnos por el camino hasta volver a la ruta donde ellos habían dejado el auto.

En el regreso tardamos dos horas aproximadamente, así que a las 16hs ya estábamos en el auto.

Allí fue donde decidimos dirigirnos a Tolhuin, un pueblo que queda a unos 120km de Ushuaia.

El camino de un lugar a otro es hermoso. Una ruta que va entre las montañas y tiene algunos miradores con vistas panorámicas.

Una vez en Tolhuin, fuimos a una panadería muy famosa llamada “La Unión”.

Mucha gente de los alrededores del pueblo viaja exclusivamente ahí para deleitarse con los manjares de esta panadería y nosotros no podíamos ser menos, así que tuvimos que comprar algo para merendar.
Las facturas del lugar no son para nada caras y son exquisitas. Altamente recomendables.

Luego de esta parada obligatoria nos dirigimos hacia el Lago Fagnano y nos sentamos en su playa de piedras a tomar mate y disfrutar de lo que quedaba de la tarde.

Alrededor de las 19 hs volvimos al auto y regresamos a Ushuaia para poder tomar una ducha caliente y salir a cenar.

Para la cena optamos por ir al Shopping “Paseo del Fuego” que cuenta con un patio de comida con cadenas de comida rápida bastantes famosas (al menos en Argentina) como Mostaza, Beto’s, Ave Caesar, etc.

Allí decidí comer un Lomito en Beto’s donde el combo me costó 230 pesos.

Una vez que terminamos de cenar nos dirigimos a Dublin (si, por tercera noche consecutiva) para disfrutar de unas cervezas bien heladas.

Vista Panorámica en el Mirador Garibaldi, Tierra del Fuego

DÍA 4: La despedida

Último día en este hermoso lugar.

Con Emi, Eze y Fer fuimos a desayunar a “Tante Sara”, una cafetería bastante pintoresca donde sirven desayunos y almuerzos. Hay variedad de sándwiches, tortas, café y licuados entre otras cosas. Yo no consumí nada porque me sentía un poco mal, pero de todas formas le eché una ojeada al menú y por lo que pude ver, un buen desayuno americano bastante abundante cuesta unos 150 pesos.

Mis ya amigos personales, dieron muy buenas referencias sobre lo que pidieron. Así que también voy a recomendarles este lugar.

Después de desayunar dedicamos la mañana a recorrer el centro y hacer algunas compras de último momento para traer de recuerdo a Buenos Aires.

Yo únicamente compre un imán (50 pesos) y tres docenas de alfajores (400 pesos) pero la oferta es enorme. Hay cervezas artesanales, chocolates, chops con imágenes de Ushuaia, gorros tejidos, remeras, parches. En fin, todo el merchandising que se espera de un lugar turístico. Lo que si, no es para nada barato.

Una vez finalizadas las compras fuimos a comer al hostel y me despedí de los chicos ya que ellos se quedaban un día más y yo debía volver a Buenos Aires.

El taxi al aeropuerto de costó 152 pesos.

Con algo de tristeza me subí a mi vuelo demorado a las 17 hs y me despedí de un viaje inolvidable.

Cartel de Ushuaia, Fin del Mundo

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